martes, 1 de diciembre de 2009

SOBRE EL SILENCIO


Cargado de encantos y desencantos, el hombre va caminando hacia rumbos inesperados, rumbos que cautivan al buscador de tesoros sin tiempo.

¡Cuánta riqueza encierra tu misterio! ¡Cuantas preguntas rondan tu cabeza! ¡Cuántos lamentos forman un sólo grito en tu corazón! ¡Oh grandeza y miseria de la inmensidad! Que a los profundos ríos de tu madre quieres volver.

Rutas y rutas haces cuando te lanzas a la aventura, mundos y mundos exploras si haces caso a tu ser más íntimo, más los incontables senderos de placer y dolor hacen vibrar tu ombligo.

Si dolor se dijo, bendito sea; si placer se dijo, bendito sea; más, de la fuerza del corazón va naciendo el amor, como de la fuerza del ombligo tu fuerza de voluntad.

Así es mi vida, un caudal retornando a la inmensidad del mar; así es mi existir, un brindis que va tocando el ombligo del universo. Después, la paz; después, el silencio; después, el gozo; después, la dicha; después, la fiesta; después, el retorno al origen de la vida que surge del silencio.

El universo está hecho de silencio, un silencio vivo, un silencio musical, cual silencio de las montañas, de los árboles, de éste imponente desierto y sus misterios.

¡Oh… silencio! Así es tu canto, así es tu deleite, así es tu danza. De ti brota la vida, la fiesta y el regocijo de las musas; de ti brota toda la algarabía de los seres; de ti brota el encanto de los amores; de ti brota el baile de las energías.



¡Oh… silencio! Eres la voz más fuerte. Nada es tan fuerte como tú, nada es comparable con tu claridad. ¡Silencio! ¡Silencio! ¡Silencio! Eres la voz de la existencia infinita.






Ohslho